Justicia Para Rafa

CONDENADO A DOS AÑOS DE CÁRCEL Y UNA INDEMNIZACIÓN TRAS SER CONFUNDIDO Y AGREDIDO POR DOS POLICÍAS.

El 25 de octubre de 2014 en Gijón, Rafael Torres, batería del grupo La la love you, fue confundido con un ladrón por dos policías de paisano que se abalanzaron sobre él para reducirle a la fuerza. Lejos de reconocer el error, los agentes denunciaron al músico por atentado contra la autoridad alegando diferentes lesiones producidas durante el forcejeo. Tres años después, Rafael ha sido condenado por un juez a dos años de cárcel y 12.489 euros de indemnización para los policías, a los que hay tiene que sumar todos los gatos derivados del proceso (6500 euros).

Sus amigos queremos que esta situación, absolutamente injusta e incomprensible, se visibilice y llegue al mayor número de gente posible y buscamos la colaboración de todo aquel que lo desee para ayudar a Rafael a hacer frente al pago. En total 18989 euros.

LA HISTORIA

La Justicia ya no es un concepto filosófico ni una aspiración, sino sólo una marca comercial al servicio de los intereses de aquellos que quieren mantener su status. ¿Qué más da la palabra de un ciudadano si lo único que tiene valor es la versión de quien dice ser agente de la autoridad?

El caso de Rafa es especialmente flagrante: detenido, agredido, vilipendiado, difamado... y, finalmente, condenado. Todo bajo el montaje de unos policías que lejos de reconocer su error, mantienen una versión incoherente y contradictoria, bajo el amparo de unos jueces que prefirieron mirar, literalmente, para otro lado, pues ni tan siquiera querían ver el vídeo donde se demuestra la verdad.

Una noche de octubre del año 2014, Rafa caminaba por una calle de Gijón de vuelta a su hotel, cuando, de repente, es asaltado por dos desconocidos que, sin mediar palabra, se abalanzan sobre él y le inmovilizan. Como lógica consecuencia, Rafa intenta zafarse de sus asaltantes, que responden con más violencia. Al final, cuando consiguen reducirle, le esposan. ¡¡Eran policías!! Pero Rafa no podía saberlo, porque eran dos individuos que no vestían uniforme, que jamás se identificaron ni mostraron placa alguna, y que no habían salido de un coche patrulla. ¿Que cómo lo sabemos? Muy fácil, el vídeo grabado por una cámara de seguridad de la calle así lo demuestra. Ninguna identificación policial ni ninguna conversación previa, simplemente se abalanzaron sobre él de forma violenta. Insistimos, así lo demuestra el vídeo.

Rafa, como haría cualquier persona, trató de librarse de sus agresores antes de que le esposaran y supiera que eran policías, y en uno de sus rápidos movimientos para intentar zafarse, pudo golpear a uno de los agresores. Él ni siquiera se percató. El policía asegura que le rompió un diente. El resultado de este atropello: los dos policías libres y sin ningún tipo de condena. Rafa, condenado a dos años de prisión y a una multa de más de 12.000 €. El mundo al revés. ¿Y cómo se pudo llegar a eso? Todo gracias a que los policías contaron con unos grandes aliados, esos que llaman "tribunales de Justicia".

Rafa fue conducido a comisaría, donde le agredieron brutalmente hasta dejarle unas marcas en su cuerpo que jamás podrá olvidar. ¿Que cómo lo sabemos? Porque así lo demuestran las fotos y el parte médico. Tras 2 días en el calabozo, incomunicado, sin saber si quiera por qué estaba allí, fue puesto a disposición judicial y acusado de "atentado contra la autoridad". Una vez sale del calabozo y tras acudir al hospital a ser atendido de las heridas propinadas por el brutal trato policial, interpone una querella criminal contra los policías agresores. Confiaba en que se haría Justicia.

Qué decir de ese proceso, del que cualquier calificativo que se os ocurra que sea sinónimo de farsa, serviría. Rafa aportó el vídeo donde se demostraba todo lo dicho: que los policías se abalanzaron sobre él sin mediar palabra ni identificarse al ir de paisano, que le agredieron brutalmente y que le dejaron indefenso. ¿Y qué hicieron los Juzgados de Instrucción de Gijón? Rechazar ver el vídeo al considerarlo "impertinente" pues, a su juicio, bastaba la declaración de los agentes. Suena a broma, pero así fue: el vídeo donde se veía todo, no era relevante para un Tribunal mucho más interesado en proteger a los agresores. El resultado fue el sobreseimiento y archivo del proceso de Rafa como denunciante, mientras sí continuaba el de Rafa como acusado. Donde, ¡sorpresa!, el vídeo tampoco era pertinente. ¿Qué tratan de ocultar? Muy sencillo: la verdad.

Llega el día del Juicio de Rafa como acusado, y tanto él, como su equipo jurídico, han de trasladarse de Madrid a Gijón. Al llegar, obviamente, piden como prueba el visionado del vídeo. Agárrense porque vienen curvas: no se puede ver porque no funciona el equipo de reproducción. A ello se le suma que los abogados de los policías rechazan el visionado pues "ya consta la declaración de mis representados." Hombre, faltaría más. Al final, se consigue suspender el juicio a la espera de que los Juzgados de Gijón entren en el siglo XXI y tengan un equipo que pueda reproducir un DVD, obligando a Rafa a tener que volver a desplazarse una vez más. ¿Y eso quién lo paga?

Llega el día el juicio, por fin con un reproductor que funciona, pero el Tribunal ni tan siquiera se molesta en mirar la pantalla. Será que lo tenía muy visto, ¿no? Pero lo esencialmente sangrante son las continuas contradicciones en la declaración de uno de los policías (el otro había fallecido unos meses antes por una enfermedad). Donde dije digo, digo Diego… pero no crean que la Sentencia alegaría lo más mínimo sobre ello, ni sobre el vídeo, ni sobre las lesiones de Rafa... Sencilla y llanamente la versión interesada de los policías. Como resultado, Rafa condenado a 2 años de prisión y a una multa de más de 12.000 €, más todos los gastos derivados del proceso.

La Sentencia se recurre y, además, se solicita la nueva celebración de vista para la práctica de pruebas y visionado del vídeo. Sí, como imaginan, la Audiencia Provincial (órgano superior) lo rechaza sin más, diciendo que no es necesario y que le sirve lo que dijo el Juzgado (órgano inferior). Vamos a una clase de primero de Derecho: si estoy recurriendo es, precisamente, porque no me sirve lo que dice el Juzgado, ¿no es evidente? Un recurso es para revisar lo que se ha resuelto. Si no lo revisan... ¿para qué sirve un recurso? Para Rafa, para nada. Así que, tras rechazar el visionado de un vídeo totalmente clarificador en el que se puede ver todo lo ocurrido, desestiman el recurso, y confirman la condena a Rafa. Y los Policías, por supuesto, libres de todo.

¿Por qué se impidió y rechazó ver el vídeo tantas veces? ¿Por qué no sirvió como prueba el parte de lesiones que sufrió Rafa? ¿Por qué las sentencias no dicen absolutamente nada de que los policías ni iban de uniforme ni se identificaron? ¿Por qué la Sentencia no refleja las contradicciones en la declaración del agente? Porque tienen mucho que ocultar.

Además, surge otra pregunta. ¿Por qué los policías se abalanzaron sobre Rafa? Algo tendría que haber hecho, ¿verdad? Pues... ¿entonces por qué "sólo" fue condenado por la supuesta patada que le dio al agente cuando ya le estaban atacando, y no por cualquier otra cosa anterior? La respuesta es porque no hizo absolutamente nada, los policías le confundieron con otro y por eso se abalanzaron sobre él. Después, para tapar el error y justificar las agresiones injustificables, crearon un muy socorrido "atentado contra la autoridad". Vamos, un montaje de principio a fin.

Judicialmente ya no se puede hacer nada, la Sentencia es firme, y los jueces podrán irse a su casa a descansar, y el policía a seguir patrullando bajo sus propias reglas. Pero como ciudadanos, lo que sí podemos y debemos hacer es denunciarlo públicamente, para que nunca se silencien este tipo de injusticias, y por supuesto, ayudar en todo lo posible a Rafa. Porque con nuestra ayuda saldrá de esto, y saldrá con la cabeza alta y el honor intacto. Sin embargo, los jueces y policías no podrán decir lo mismo. Llámenlo justicia divina o llámenlo karma, que al final el tiempo pone a cada uno en su sitio, como hará con aquellos que han mentido en su declaración y que han permitido condenar a un inocente para proteger a los agresores.

Texto de Quique Thor.