Campaña Civitas Orationis

Desde hace más de 20 años, la academia cultural Civitas Orationis ha venido ofreciendo a sus asociados y al público en general instrucciones y asesoría para aprender cómo llevar una vida plena y que impacte positivamente en la sociedad, basada en las virtudes y en una relación estrecha con Dios. Un énfasis especial ha sido puesto en la familia: Civitas Orationis funciona como familia que crea, fortalece y acoge a otras familias. De esta labor existen numerosos testimonios de crecimiento en todos los niveles—espiritual, profesional, familiar—que están documentados en nuestros medios de formación, además de las clases y escritos que se ofrecen de manera gratuita al público en general.

Esta labor ardua e ininterrumpida, que incluye instrucciones y asesorías, tres clases semanales transmitidas en línea, elaboración diaria de contenido escrito y audiovisual, ha estado disponible y abierta al público general de manera gratuita. Además de los gastos que esto implica, la academia cultural ha corrido con los costos del sostenimiento de sus instalaciones para quienes asisten de manera presencial, de una casa editorial para reproducir sus instrucciones a través de varios libros y de los medios para la creación de contenidos digitales. Todo esto ha sido sostenido únicamente con el aporte voluntario de sus asociados.

Iniciamos esta campaña con el objetivo de cubrir una deuda que la academia ha adquirido con miras a cumplir su misión y con el ánimo de que pueda continuar ofreciendo sus servicios y hacerlos llegar a más personas, a llevar el mensaje a todo elmundo. Dicha deuda, a causa de los intereses bancarios, asciende ya a 80.000 dólares y ha sido motivo de constante preocupación para nuestro fundador, director y autor de los escritos, León Martínez, quien incluso se ha visto afectado en su salud. Los invitamos a hacer sus donaciones, cualquier aporte es importante para esta causa.

Los invitamos también a que conozcan más sobre Civitas Orationis en la siguiente descripción y a través de los enlaces a sus medios de formación digital que, repetimos, son completamente gratuitos.

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- QUÉ ES CIUDAD ORACIÓN

Es una academia cultural, asociación civil de almas contemplativas y penitentes, que, en su casa u oficina, en la universidad, se dedican a escuchar a Dios en el fondo de su corazón siguiendo las Instrucciones para escuchar la Voz Dios. Nos dedicamos también al estudio de la Doctrina de la Iglesia y al apostolado.

El Concilio Vaticano II ha reconocido el derecho natural de asociación de todos los fieles católicos. Como Academia cultural, no necesitamos licencias eclesiásticas, ni civiles, porque somos <Academia de estudios no formales> Civitas apoya toda la doctrina de la Iglesia católica, pero no pertenece al ámbito eclesiástico ni eclesial.

Somos ciudadanos corrientes, entregados a cumplir la Santa Voluntad de Dios en nuestras vidas, como lo fueron los primeros cristianos, quienes, permaneciendo en el mundo, sin uniformes e insignias, sin cambiar de sitio o vivienda, se dedicaban a ser santos en medio de ese mundo hostil que los rodeaba, siguiendo las enseñanzas Evangélicas: “No te pido que los apartes del mundo, sino que los preserves del mal”.

Nuestra vocación, nuestra llamada, no nos aparta del mundo; somos contemplativos en medio del mundo. Hacemos de nuestra casa un sitio para escuchar a Dios, como fue la casa de Nazaret, y un sitio más para adorar a Dios como lo fue la casa de Nazaret.

Por pertenecer a Civitas no hacemos nada especial que no debieran hacer los demás buenos ciudadanos, los bautizados: apenas somos siervos inútiles que tratamos de hacer lo que todo bautizado debería hacer: santidad y apostolado. Nos dedicamos a cumplir los deberes del bautismo. Todos los bautizados están llamados a la santidad: “Sed perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto” -dice el Señor en el Evangelio-.

Es cierto que ningún bautizado por su propia cuenta es capaz de llegar a la santidad, porque se necesita un pastor, un guía, que conozca y dirija nuestras almas hacia la perfección que Dios nos llama. Y porque nadie es capaz de ir más allá de sus propias posibilidades, y la meta de santidad está muy por encima de nosotros mismos permaneciendo solos. Nadie es capaz de aprender a tocar violín sin un maestro, ni piano, pues igual la santidad: necesitamos un guía que nos señale el camino que conduce al Cielo.

Nuestro espíritu es la sencillez, la naturalidad. Podemos hacer todo lo que los demás del mundo hacen, siempre y cuando no sea pecado. No hacemos cosas raras. No buscamos la santidad en las cosas extraordinarias sino en el ejercicio de las virtudes, en el cumplimiento de nuestras obligaciones.

La base de nuestra santidad es la práctica de todas las virtudes, entendiéndose por virtud: “hábito operativo bueno.”

Especial énfasis hacemos en la virtud de la sencillez (no hacer cosas raras ni buscar cosas extraordinarias), humildad, obediencia, naturalidad, alegría, generosidad, docilidad, sinceridad salvaje, flexibilidad, sociabilidad, espíritu de lucha y sacrificio, espíritu de servicio: “No venimos a ser servidos sino a servir”; lealtad, fidelidad, disciplina, pobreza, desprendimiento, entrega.